Los
horarios de trabajo interminables hacen que muchas personas tengan
dificultades para equilibrar su vida laboral y familiar. El estar
expuesto a esta situación, en la que sientes que no puedes atender a
todas tus responsabilidades, supone un esfuerzo para la persona. En la
Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, la
investigadora Ana Sanz del equipo del Profesor Bernardo Moreno ha
analizado dos estrategias que pueden ayudar a la persona a recuperarse
del estrés diario: el distanciamiento psicológico del trabajo y la
expresión de emociones.
Por una parte, el distanciamiento psicológico del trabajo supone dejar de
pensar en asuntos laborales y ocupar el tiempo realizando otro tipo de
actividades diferentes, que ayudan a desconectar y a relajarte. Por otra
parte, cuando se está experimentando un conflicto entre el trabajo y la
familia, expresar verbalmente las emociones y las preocupaciones puede
ser una estrategia positiva. Es un modo de recuperarse de un estado
emocional negativo, ya que liberas tu malestar, y al mismo tiempo, buscas
comprensión y apoyo.
Este estudio se ha llevado a cabo con profesionales de los servicios de
emergencia, que tienen turnos de trabajo rotatorios que pueden hacer más
difícil la conciliación entre el trabajo y la familia. Las conclusiones
de la investigación, que aparecen en la revista Journal of Occupational Health Psychology,
muestran que cuando el trabajo obstaculiza la vida personal, desconectar
de los asuntos laborales ayuda a reducir síntomas de estrés como la falta
de concentración o la sensación de agobio. Además, cuando es la familia
la que repercute en el desempeño de las tareas laborales (por ejemplo,
tener que cancelar una reunión porque el hijo está enfermo), desconectar
del trabajo nos ayuda a sentirnos más satisfechos con nuestras vidas.
El estudio también revela resultados interesantes con respecto a la
expresión de emociones. Esta estrategia puede ser un arma de doble filo.
Por una parte, se observa que cuando la familia repercute en el trabajo,
hablar de ello con otras personas ayuda a reducir los síntomas de
tensión. Sin embargo, cuando son las tareas laborales las que
obstaculizan la vida personal, expresar emociones hace que aumenten estos
síntomas. ¿Qué ocurre entonces? ¿No podemos expresar que nuestro trabajo
nos impide tener vida personal? Una posible explicación de estos
resultados es que a la hora de expresar emociones hay que tener en cuenta
cómo se expresan y a quién las expresas. Hablar con la familia de los
asuntos personales que están afectando al trabajo puede ser que sea mejor
acogido que si se vuelve a casa hablando de problemas del trabajo. Hay
que escoger el momento y el lugar apropiado para expresar determinado
tipo de emociones.
En este estudio se proponen dos estrategias para enfrentarse al día a
día, pero hay muchas más. Planificar nuestro tiempo libre, realizar
actividades relajantes, utilizar el sentido del humor... El objetivo es
que la persona encuentre la que más le ayuda, que encuentre su forma de
sobreponerse a las demandas diarias.
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